¿Y tú, haces Coaching?

¿Y tú, haces Coaching?

¿Quién no ha escuchado en círculos laborales y personales la pregunta con la que abrimos la reflexión de esta semana?

El Coaching se ha filtrado en nuestras vidas y lo ha hecho para quedarse, eso es evidente. Pero, quien hace coaching ¿lo hace con todas las garantías? Y cuando decimos “quien” nos referimos tanto al coach como al cliente.

Tal vez deberíamos volver a hacer hincapié, antes de seguir adelante con la nota de hoy, en cómo y cuándo hay que hacer Coaching. Si le preguntas a coaches profesionales que además son psicólogos por su formación académica, te dirán que en los últimos tiempos han empezado a acudir a sus consultas clientes que buscan un Servicio de Coaching, no de terapia. Lo más curioso de todo es que lo hacen sin demasiada información y guiados solo por el efecto de “yo no estoy para ir al psicólogo, pero voy a probar esto del Coaching”.

Lo primero que hay que tener claro es que la frontera y la línea de división la marca el trastorno mental (y en ningún caso nos estamos refiriendo a la locura, que son palabras mayores), nos referimos más bien a depresiones, estados de ansiedad y trastornos compulsivos que hacen más indicada a todas luces una terapia que ahonde verdaderamente en las causas, y que determine el programa de actuación que conduzca a la persona a realizar cambios importantes y fundamentales en su vida para superar lo que le sucede. Y este programa debe liderarlo siempre un psicólogo, alguien preparado para lidiar con los problemas y conflictos internos de las personas.

Si, por el contrario, lo que se necesita es mejorar y poner en marcha algo que, por la razón que sea, siempre se posterga; si lo que se busca es mejorar la preparación para llevar a cabo un objetivo con éxito; si lo que se desea es finalizar ese proyecto que nunca acaba de llegar a buen puerto porque no se tiene un buen plan de acción, no se gestiona bien el tiempo o, simplemente, no se han puesto las capacidades y habilidades adecuadas en funcionamiento y hay que desarrollarlas, entonces sí se es “carne de Coaching”.

Hay quien en momentos determinados de la vida se enfrenta a desafíos para los que necesita un guía, porque, por poner un ejemplo, sabe que aunque siempre pone lo mejor de si mismo siente que no es suficiente. En esas circunstancias el Coaching ayuda y sí está indicado, porque hacer Coaching facilita el camino a la consecución de los objetivos y porque el Coaching, como se dice en el medio, sirve para lo que sirve.

Llegados a este punto, ¿cómo elegir un buen coach? Porque, hay que insistir en un hecho, y es que “no es lo mismo saber de Coaching que saber ejercerlo profesionalmente”.

Para seguir reflexionando, retomamos una reflexión anterior en la que nos hacíamos una pregunta fundamental: ¿Está el cliente adecuadamente informado de lo que supone pasar por un proceso de Coaching?

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