28 Mar El SÚPER-COACH: ¿En verdad existe?
Como bien sabemos “coach”, la palabra que nos define, significa “entrenador”. Así pues, somos alguien que entrenamos a otros. ¿Y cuál es el objetivo de todo entrenamiento?, pues conseguir ir más allá, salir de la zona de confort, aumentar el rendimiento y alcanzar la meta.
Visto así, parece claro: “siempre” se puede entrenar a alguien. Pero, ¿en verdad existe un “súper-coach”, que “siempre” sirve?
Un coach sirve, por supuesto que sirve, pero sirve hasta donde sirve, y llega hasta donde llega. Un coach siempre es una excelente elección cuando se tiene la sensación de que se puede ir más lejos y que es preciso desarrollar esos talentos que no acaban de rendir al 100%. En el mundillo del Coaching se escucha alguna vez que “el Coaching es para quien sabe y puede pero no lo está logrando”.
Pero, evidentemente, hay situaciones en las que el coach no conseguirá que el cliente lo logre. Posiblemente porque lo que necesita el cliente en el momento que acude a nosotros no es un Proceso de Coaching, sino una terapia o una asesoría. Y justo entonces, en esos precisos momentos, es cuando el cliente podrá constatar que está o no ante un buen coach profesional. Si el coach sabe que su acompañamiento no va a conseguir avances ni lograr alcanzar metas, entonces se lo dirá a su cliente, y no le hará perder el tiempo ni el dinero. Un buen coach profesional nunca da consejos ni soluciones, tampoco responde ante cuestiones existenciales ni crisis emocionales. Para eso, están otros profesionales y hacia ellos dirigirá el coach a su cliente.
Hay que ser muy estrictos y firmes al hablar de la humildad de saber derivar casos a otros profesionales. El buen coach profesional nunca juzga y ante todo siente profundo respeto por su cliente. Por ello, y como queda de manifiesto en el Código Ético de OCC-Internacional y en este artículo dedicado a reflexionar sobre el respeto, si por cualquier motivo un coach siente que tiene dudas sobre su capacidad de atender un Proceso de Coaching, inmediatamente derivará al cliente a otro profesional que esté en disposición de atenderlo con totales garantías.
De la relación Coach-Coachee seguiremos profundizando en próximas notas. Entre otras cosas porque se trata de la materia prima de la que se teje nuestro trabajo como coaches. La relación coach-coachee es sagrada. Y no existen coaches gurús, existen los buenos coaches profesionales, quienes guían e inspiran a sus clientes para que estos alcancen resultados armados con sus propios recursos y tomando las riendas de su responsabilidad. Solo tomándolas bien fuerte, acompañados por el coach, podrán aprender a encontrar sus propias soluciones. El buen coach no es quien logra el resultado, lo alcanza el cliente. No se acude a un coach y se inicia un proceso de coaching porque se siente una carencia, se emprende el proceso de coaching porque se sabe lo que se quiere conseguir. Pero de todo ello continuaremos hablando en una nueva nota.
Os invitamos a reflexionar y compartir sobre el Coaching y la figura del buen coach profesional, en OCC-Internacional nos encantaría recibir vuestros comentarios y experiencias.
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