01 May 3 desafíos que el Coach necesita saber cómo afrontar
A pesar de ser una experiencia extremadamente grata, muchas veces la relación entre Coach y coachee puede ser algo frustrante, especialmente si las bases no están lo suficientemente claras. Es muy importante que el Coach sepa gestionar profesionalmente las situaciones que se vivan durante las sesiones y que pueden llegar a desencadenar conflictos.
En este artículo listamos los 3 principales desafíos que el Coach necesita saber cómo afrontar, para que el proceso de Coaching sea productivo. Empezamos:
1) Establecer confianza
Es importante nunca perder de vista que cualquier proceso de Coaching exitoso empieza por la confianza, por la habilidad de construir una relación positiva y estable con el coachee. Todo Coach debe de ser capaz de generar lazos de empatía.
La coordinación y la atención mutua son elementos que contribuyen para alimentar esta sintonía, sin la cual las bases de este proceso de acompañamiento difícilmente se sostienen.
El proceso de Coaching avanza más rápidamente a medida que la confianza entre Coach y coachee se fortalece, y los resultados son mucho más positivos.
Entonces, antes de creer que te enfrentas a un coachee imposible de acompañar, es fundamental cuestionarse sobre cuán fuertes son los vínculos de confianza establecidos desde que empezasteis a trabajar juntos. No hay Coaching eficiente sin confianza, y es responsabilidad del Coach lograrla entre él y el coachee.
2) Hacer las preguntas adecuadas
Las preguntas poderosas siempre tienen un mismo comienzo: la buena escucha. Serás capaz de formular las preguntas adecuadas al estar profundamente abierto a escuchar, y al no olvidar que cada coachee, antes de empezar su jornada de autoconocimiento y descubrimiento, ya ha recorrido un camino previo de dudas, cuestionamientos y reflexiones.
Es parte del rol del coach acompañar al coachee en el camino que le separa de las respuestas, ayudándole a ser más consciente de sus planteamientos y posturas. Es a través de las preguntas poderosas que se consigue hacer que el coachee cambie la perspectiva, tome decisiones y pase a la acción.
También es valioso cuestionarse a sí mismo, porque es un punto crítico para ser un buen coach. Se puede decir que a la vez es arte y ciencia. Saber evitar los silencios incómodos cuando un coachee no responde una pregunta o si lo hace con un “no lo sé”.
No le toca al coach ayudar con las respuestas. No caiga en esta trampa.
El silencio es un recurso potente al que debes recurrir para llevar a cabo el proceso de Coaching. Pero debes estar atento a que las pausas no duren demasiado, y recurrir a preguntas como “¿Qué te está pasando ahora?” o “¿Cómo te estás sintiendo con esta pregunta?” para hacer con que el coachee siga avanzando en su proceso de autoanálisis y autorreflexión.
3) Dejar claro que un Coach no soluciona problemas
Llegados a este punto, donde ya hemos hablado sobre el poder de la confianza y de cuán fundamental son las habilidades de escuchar y preguntar, es imperioso que comprendas que el rol del Coach es acompañar, no dar solución a los problemas del coachee.
Explicárselo es tu responsabilidad, y la forma más efectiva de hacerlo es evidenciando que el único camino hacia el crecimiento personal que merece la pena ser recorrido pasa por el coachee siendo capaz de desarrollar sus propias soluciones. Cualquier otra relación durante el Coaching sería negarle la oportunidad de desarrollarse y alimentar su confianza en la capacidad de tomar decisiones en un futuro.
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