Relación coach-coachee: enganche emocional

Relación coach-coachee: enganche emocional

En una sesión de Coaching es habitual que se muevan muchas emociones y afloren muchos sentimientos, y el coach como todo ser humano lleva la semilla de la empatía en los genes. Quizás por esto, una de las partes más difíciles de abordar como coach es el no quedar enganchado en las emociones del coachee.

Esta dificultad se hace patente sobretodo en la fase de exploración de la situación actual del coachee. El coach acompaña al coachee mientras éste vacía su depósito emocional, describiendo hechos, emociones y creencias que sustentan su realidad actual. Debe conseguir expresar explícitamente lo que le está ocurriendo, porque si no sabe lo que le ocurre no sabrá lo que quiere.

Sabemos que es justamente en esta etapa sumamente emocional en la que se refuerza la relación entre coach y coachee. Pero, ¿cómo consigue el coach no engancharse a esas emociones para poder seguir dirigiendo el proceso de coaching libremente?

El coachee necesita sentirse atendido, pero para atender al coachee no es necesario ponerse en su lugar, ni sentir lo mismo que él, corriendo así el riesgo de quedar atrapados en sus emociones. Se trata de lograr el encuadre emocional que permita acompasarlo, danzar a su ritmo, mientras le acompañamos en su viaje. Es este encuadre emocional lo que permite que el coachee se sienta realmente atendido y llegue a desarrollar la confianza necesaria en el coach para soltarse y dejarse acompañar en ese viaje tan íntimo y personal. Un viaje que ha de llevarlo a ese estado necesario para encontrar las respuestas, la motivación y el camino hacia el objetivo que haya definido.

Y alcanzar ese encuadre emocional nos lleva a una de las bases de todo coach: la presencia. De ella nos ocuparemos en un próximo artículo. ¡No dejes de seguirnos!

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