La imparcialidad del Coach en el Proceso de Coaching

La imparcialidad del Coach en el Proceso de Coaching

“El coach no es un solucionador de problemas, un maestro, un consejero, un instructor, ni siquiera un experto. Es un facilitador, un asesor, un elevador de conciencia”. John Whitmore

Con esta “sentencia” de Whitmore ponemos hoy el acento en la figura del coach profesional. Y lo hacemos tomando como punto de partida una de las cualidades esenciales e inherentes a todo coach: la imparcialidad.

Imparcialidad, respeto y confidencialidad están en la base del ejercicio del la profesión y rigen el marco de privacidad de todo Proceso de Coaching.

El Coaching no es transferencia de conocimientos del coach al cliente, no es formación ni es mentoring. Y tampoco es consultoría, porque no hay consejos por parte del coach al cliente (es el cliente quien encuentra sus propias respuestas) y por supuesto tampoco es terapia (en un proceso de coaching no se pueden tratar problemas emocionales o patológicos). En un Proceso de Coaching el foco está puesto en el momento presente y en unos objetivos futuros y en cómo lograrlos.

El coach no emite juicios de valor ni dirige al cliente por la dirección que cree conveniente, solo acompaña y eso no es nada sencillo. Como vimos en esta nota que dedicamos al respeto, entre las cualidades más valoradas en un coach profesional, sobresalen siempre dos: la confianza y la seguridad que es capaz de dar a sus clientes. Y curiosamente, ambas se dan, o no, desde los primeros minutos de la primera sesión del proceso de coaching.

Como queda de manifiesto en el Código Ético del Coach de OCC-Internacional, la relación con el cliente será de igual a igual y se establecerá en base a la comprensión, confianza y respeto mutuo. En el transcurso de todo Proceso de Coaching, en todo momento, el coach se esforzará por ser consciente de temas personales que puedan impedir o interferir en su desempeño como coach. Y su conducta reflejará positivamente su profesión de coach, por lo que evitará realizar declaraciones que puedan resultar falsas, equívocas o que puedan impactar negativamente en el prestigio de la profesión.

Recorrer un camino de descubrimientos y de superación de obstáculos para ver como el cliente alcanzar la meta, es para todo coach el premio a su trabajo. Un trabajo que solo es posible realizar desde la imparcialidad. El objetivo lo alcanza el cliente, el coach solo guía, inspira, alienta y acompaña.

A través de la escucha profunda y del arte de saber hacer las preguntas adecuadas en el momento oportuno el coach genera en el cliente la toma de conciencia de los propios recursos y, en consecuencia, consigue empujarle a que quiera encontrar sus propias respuestas. Que, como todos los coaches saben, en multitud de ocasiones resultan ser soluciones sorprendentemente brillantes. Y lo son porque surgen de una plena toma de conciencia y de sentirse inspirados y en línea con sus metas a conseguir, surgen de haber conseguido desligar lo que se quiere hacer y lo que se está haciendo. Lograr que el cliente focalice y busque, rompa paradigmas y encuentre la respuesta por si mismo es el mejor trofeo para todo coach. Un premio que se hace realidad desde el respeto, la confianza y la imparcialidad. Un camino nada sencillo.

A la escucha activa y al arte de preguntar dedicaremos algunas reflexiones más adelante. De momento nos gustaría que compartieseis con nosotros algunas impresiones de vuestras primeras experiencias en Procesos de Coaching como coaches profesionales, ¿Cómo sentisteis que era la imparcialidad? ¿Qué sensaciones tuvisteis?

Continuará…

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